lunes, 15 de abril de 2013

Primera Comunión*

Primera comunión es un recorrido por las obras de la artista chilena Zaida González1. Estas fotografías muestran una voluntad de transgresión que se materializa en una forma particular de comprender y representar el cuerpo y la sexualidad, en donde una imaginería fetichista se conjuga con la inversión de la iconografía cristiana.
Las fotografías de Zaida González producen un extraño encantamiento. Los intensos colores, brillos y texturas conforman la atmósfera de escenas teatrales e irreverentes protagonizadas por mujeres y hombres comunes de distintas edades. El pequeñísimo formato que ha elegido, las asemeja tanto a estampitas religiosas como a los grabados eróticos que circulaban en el siglo XVIII y XIX para disfrute masculino.González mezcla y reactualiza en cada serie los artilugios místicos y los de la seducción, entregándonos sabrosas imágenes híbridas que tratan paródicamente la sexualidad, el matrimonio, la maternidad o la experiencia religiosa. Lo que más me atrae de sus imágenes es la forma en que representa a las mujeres: libres, graciosas, sensuales y poderosas.
Las veinticinco fotografías aquí reunidas están coloreadas a mano y pintadas con barniz de uñas para dar los toques de brillos que acentúan corazones, estrellitas, aureolas, coronas, animalitos de plástico o máscaras. Por ellas desfilan una multiplicidad de personajes emanados de la cultura popular, delineados por su peculiar mirada crítica hacia los estereotipos que limitan cuerpos y sujetos. Ya la ironía de ver a una blanca nieves en su (des)perfecta belleza -una blanca nieves vieja- tendida en una sugerente pose mientras los enanos revolotean a su alrededor.También en este recorrido conocemos la picaresca pareja que forman Cuniculi2 recién casados. Vemos imágenes religiosas como imágenes pornográficas: una monja entre sus pechos presiona un crucifijo al que quiere tocar con su lengua rosa, o dos jóvenes religiosas masturban a un cristo que parece recién llegado de una juerga. En todas estas imágenes pezones, bocas y mejillas son destacadas de forma juguetona, con ingenua coquetería, lo que las vuelve frescas y alegres.
En la serie Tetamorfosis prótesis mamarias ofrecen una feminidad monstruosa en conjunto con una serie de artículos ortopédicos; las prótesis cubren los ojos, el pecho, e incluso las piernas. Se convierten en parte del corsé en ese magnífico autorretrato de la artista como pirata, donde una minúscula teta hace la vez de parche en su ojo. En otras, los zonas erógenas masculinas y femeninas crean el rostro de una matrona/virgen con su jirafa hija, o  su perro hijo u otra, en la que una chica para lograr su erótica pose se ayuda de una muleta y además utiliza un corsé ortopédico.
Zaida González desarrolla una mirada cómica sobre la pornografía y la religión; una risa sobre las convenciones sacude toda su obra.


*Este texto lo escribí para el catálogo de la exposición Primera Comunión (2012) que organizé para la galería de arte contemporáneo Serpente en Porto, Portugal.
1.Esta exposición es una selección de obras de las series Primera Comunión (2000), Tetamorfósis (2001) y Zoonosis Zoofílica. A pesar de ser series de hace más de diez años, algunas piezas nunca antes fueron exhibidas.
2.Del latin Cuniculi proviene el nombre conejo, la artista es además Veterinaria, de allí su comprende también su interés por integrar animales y nombres de animales en sus obras.
 





 

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