domingo, 11 de mayo de 2014

Breves notas sobre feminismos y maternidades

Ha sido muy difícil para las feministas luchar con los estereotipos de la maternidad, la naturalización del cuerpo de las mujeres como reproductor y las extensiones de éste en la tarea del cuidado y la nutrición. Las feministas maternales italianas de principios del siglo pasado, reconocían en la maternidad y la crianza un trabajo, por ello abogaban por su reconocimiento y por el pago del mismo por parte del Estado. Más tarde en el panorama  de “la biología como destino”, una de las formas en que describió Simone de Beauvoir al sistema sexo/género, ser madres o seguir estos mandatos de género parecía ser un tanto desolador, ya que suponía la anulación de la capacidad de trascendencia frente a la inmanencia del mundo de la reproducción. El recelo producido en parte de las feministas en torno a la maternidad tiene sus justificaciones, cuestión que también se relaciona con que aquellas mujeres que han decidido no serlo han sufrido la mirada condenatoria de la sociedad, que percibe en la maternidad la forma ideal de ser “mujer”, el sitio más  feliz de realización, u otras cuestiones por el estilo (lo que no significa que sea una opción legítima, siempre y cuando sea opción). Por ejemplo, la feminista radical Shulamith Firestone (1945-2012) veía precisamente en la reproducción y la maternidad la subordinación de las mujeres y proponía que nuestros cuerpos se desligaran de ella para que la ciencia  asumiera este papel. La maternidad estaba (y al parecer sigue estando) tan ligada al cuerpo femenino que era imperativo zafarse de ella, pues en esa época  la idea de compartir los roles quizás era más fantástica que la gran máquina imaginada por Shulamith.

Hoy consignas como No a la maternidad obligatoria, son recibidas con rostros perplejos, por no decir reprobatorios,  por parte de muchas mujeres y hombres. Pienso que frases como éstas señalan la necesidad de reflexionar, discutir y avanzar hacia la redefinición de los roles en nuestra sociedad. Redefinición que tenga como fin un cambio en la vida cotidiana y real de las personas, porque, entre otras cosas, en nuestro país las tareas domésticas y la crianza siguen descansando principalmente en brazos de las mujeres, por mucho que hoy haya más visibilidad de éstas en el ámbito público y por mucho que trabajen fuera del hogar. 


Por último, quisiera decir que la maternidad en nuestro país no es una elección. Mientras exista una ley que prohíba el aborto en todas sus formas, no es posible ejercer una maternidad completamente libre, pues esto tiene que ver con nuestros derechos sexuales y reproductivos, que son finalmente parte de nuestros derechos humanos. Asimismo, mientras haya grupos de poder que impongan sus visiones sobre la sexualidad y la familia, tampoco será posible. Parece increíble que nos encontremos inmersas/os en la tremenda contradicción que consiste en que las elecciones determinantes de nuestras vidas no estén disponibles para nuestro libre albedrío y que en lo pedestre, como comprar un yogurt o un celular  la sociedad esté completamente de acuerdo.