Desde
hace algunos años la artista visual Ximena Zomosa se ha caraterizado
por poner en escena aspectos de la “feminidad” asociados
al espacio doméstico y las labores del hogar a
través de instalaciones
de enormes uniformes que
visten las mujeres, tanto en
el mundo privado
como en el
del trabajo.
A partir de la costura como matriz de obra y la monumentalidad, la
artista señala cuestiones de primer orden en torno a las relaciones
de género. El cambio de escala que utiliza en estos trabajos llevó
a la crítica Adriana Valdés a ver en ellos la presencia de lo
ominoso en el mundo doméstico, puesto que nos precipita a perder
tamaño y seguridad sobre las cosas y los objetos en el cambio de
perspectiva. Pero quizás también nos puede llevar a percibir aque
aquello que consideramos bueno y normal podría poseer un reverso
horrendo o por lo menos no tan encantador.
Ya en la exposición
Cotidiana (1997)
la artista tendió en el suelo dos descomunales vestidos: un
delantal de “dueña de casa” también conocido como “pintora”
junto a un colosal traje blanco con celeste que lleva cuatro querubines
plateados en el ruedo. Estos dos uniformes mostraban el mundo
doméstico en colores vivos y puros. El
traje blanco recuerda a los angelitos dibujados en los santitos de la
primera comunión, pero por extensión también al “ángel de la
casa”. El ángel de la casa, era la imagen de la dueña de casa victoriana, aquella que Virginia Woolf llamó a matar para
terminar con la idea de la feminidad como espíritu de sacrificio,
servicio y cuidado doméstico al precio de la anulación como sujeto.
Solo decir que si bien esta figura se dirigía a una clase social
específica “la burguesía” y por tanto a aquellas mujeres que no
“trabajaban” fuera del hogar, dicho sentido se ha difuminado
hacia ese espacio tan poco claro que es la feminidad, donde se
mezclan los mitos del cuidado con la realidad de la “obligación
del cuidado” (expresión de la antropóloga Dolores Juliano).
Podemos pensar que uno y otro vestido, no son más que el mismo pero
en dos versiones (la laica y la religiosa). O visto de otro modo,
estos dos vestidos pueden ser uniformes de dos posiciones sociales
diferentes dentro de la jerarquía doméstica: la “empleada” (la
que hace las labores de cocina, planchado, aseo, etc. ) y “ la
señora” (la dueña de (la) casa) la que se ocupa del gobierno del
hogar.
Para la exposición
Mujer, Arte y compromiso (2009) en el Museo de la Solidaridad
Salvador Allende1,
Ximena Zomosa instaló un gran jumper junto a una obra de un artista
“mayor” como es Frank Stella. Y lo pienso en el sentido que le
otorgan las historiadoras del arte feministas cuando critican la idea
del artista como genio, ése que excluye del discurso de producción
del arte a las mujeres, tal y como el ángel de la casa hace su buena
parte también. Frente a la colorida obra de Frank Stella, el
uniforme tipo de la liceana chilena (camisa blanca, jumper azul
marino) parece una ironía y más si pensamos en el título Mucho
que aprender. Con el desenfado que le otorga su gran tamaño el
uniforme escolar realiza una notoria interrupción de las jerarquías
artísticas (los maestros artistas) interrupción que además trae
reminiscencias del movimiento estudiantil (pinguinos) del 2006. Mismo
uniforme que colgó de una ventana del liceo Javiera Carrera (2011)
como apoyo al movimiento estudiantil. El acceso a la educación sigue
siendo un importante espacio de progreso social en Chile, sobre todo
para las mujeres y son ellas las que más ventajas le sacan hoy en
día. Según Dolores Juliano, es el modo de ascenso social que las
mujeres privilegian.
En la galería Cecilia
Palma, Ximena Zomosa despliega un enorme delantal de “empleada
doméstica” en la obra Welcome Tour (2009). Ese “uniforme”
femenino con sus encajes, cuello y puños albos se ve muy a menudo en
el sector de la comuna en donde se ubica la galería, paseando con
niños de la mano o en cochecitos. El diseño suitico de este
uniforme distingue a las “empleadas domésticas” de cualquier
otra trabajadora y acentúa las rígidas jerarquías sociales en
nuestro país. Baste recordar el bullado caso de un condominio en
Chicureo en el que ver a una “nana” paseando por la calle se
convertía en algo perjudicial u obsceno para las y los niños de ese
condominio (pero no que les cuidaran todo el día, que cocinaran, que
ordenaran sus cuartos, etc.). Al mismo tiempo nos recuerda que muchas
mujeres que hacen ese servicio son inmigrantes (peruanas,
colombianas, bolivianas) mujeres que han dejado sus países y
familias para trabajar “puertas adentro” con horarios
extenuantes, bajos sueldos y un trato discriminatorio. Me pregunto
qué habrán pensado las empleadas del sector al ver este gigante
uniforme.
En uno de sus últimos
trabajos en torno a uniformes femeninos Zomosa hizo un colosal
delantal de maquiladora (uniforme que utilizan las obreras en las
maquilas mexicanas) que mostró en dos espacios artísticos en
Oaxaca, México, en el marco del proyecto colectivo itinerante Fuera
de borde2
(2012-2013). Según lo que me comentó la artista, uno de los
objetivos de este proyecto era trabajar a partir del lugar
(problemáticas sociales, materiales, etc.) por esto el delantal se
presentó como una forma de dialogar con el contexto, señalando
cuestiones como la precariedad laboral, el trabajo femenino y las
organizaciones de mujeres. El delantal transparente se podría leer
como metáfora sobre la invisibilidad de estos trabajos en las
maquilas y de la situación de las mujeres en México. Vale decir que
uniformes similares a éste usaron muchas de las mujeres asesinadas
cruel e impunemente en Ciudad Juárez3,
que trabajan en la industria textil de bajo costo, misma que mató
recientemente a cientos de mujeres en Bangladesh. Una de las imágenes
que pude ver de esta obra recoge parte de un stencil que estaba en la
muralla de “La curtiduría” espacio colectivo de artistas donde
expuso el delantal la artista, en ésta se aprecia a una mujer
indígena vestida al modo tradicional con un pañuelo en su cabeza
apuntando con un arma; por otro lado vemos a través del portal el
delantal transparente de maquiladora. Creo que esta imagen fruto del
azar, potencia el trabajo de Zomosa y señala el espacio popular en
que el vestido y el pelo son significantes de resistencia y lucha
(mismos que utiliza la artista en muchos de sus trabajos). No sabemos a
lo que apunta esta mujer, pero pude encontrar la imagen completa en
un blog
y saber que hace referencia a la manipulación génetica del maíz
por la industria alimentaria, cuestión que ha afectado a Oaxaca a
las y los pequeños agricultores que ven amenados sus cultivos por
ésta.
Para concluir podemos ver que los uniformes femeninos
que ha realizado Ximena Zomosa tensionan los múltiples aspectos
contenidos en la dicotomía lo tradicional y lo moderno, la casa y el
espacio público, las labores domésticas y el trabajo, lo individual
y lo colectivo.
Fuente: Blog Fuera de Borde http://fueradeborde.wordpress.com
Para ver la instalación
de Mucho que aprender en el Liceo Javiera Carrera ir a
http://culturadciudad.blogspot.com.es/
1 Exposición
que planteó una curatoría desde una perspectiva feminista, una
exposición debo decir feminista sin artistas feministas (salvo las
extranjeras). Parece ser que el feminismo no ha sido bien visto por
las artistas visuales chilenas, o quizás simplemente no ha sido
conocido.
3 Según
un estudio de la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la
Violencia contra las mujeres, desde el 2008 al 2010, 14.991 mujeres
fueron asesinadas en México. En:
<http://archivo.contralinea.info/2013/abril/328/fotos/feminicidio/infografia/#.UZupYRU0g8o>